Este blog de Govert Westerveld, uno de los dos cronistas oficiales de la villa de Blanca (Murcia) describe la historia del Morisco Ricote, figura literaria del gran Miguel Cervantes de Saavedra. (blog for educational purposes).

viernes, 14 de agosto de 2015

Las acusaciones falsas de los fanáticos religiosos y la situación real en el Valle de Ricote


El Padre Pedro Aznar Cardona [1] escribió un libro titulado Expulsión justificada de los moriscos españoles, publicado en Huesca en 1612. Un libro así era una joya para los inquisidores, pero veremos a continuación que en este texto hay muchas exageraciones y maldades, si comparamos los textos con la vida real en el Valle de Ricote. Entre otras cosas decía este autor:

.... eran una gente vilissima, descuiydada, enemiga de las letras y ciencias ilustres... y por consiguiente agena a todo trato urbano, cortés y político. Criavan sus hijos cerriles como bestias, sin ensenaza racional y doctrina de salud, excepto la forcosa...
....Eran brutos en sus comidas, comiendo siempre en tierra (como quienes eran) sin mesa, sin otro aparejo que oliesse a personas, durmiendo de la misma manera, en el suelo, en transpontines, almadravas que ellos dezian, en los escaños de sus cozinas, o aposentillos cerca de ellas, para estar mas promptos a sus torpezas, y a levantar a cahorar y refocilarse todas las oras que se despertavan. Comían cosas viles... como son fresas de diversas harinas de legumbres, lentejas, panizo, habas, mijo, y pan de lo mismo. Con este pan los que podian, juntavan, pasas, higos, miel, arrope, leche y frutas a su tiempo... por esso gastavan poco, assi en el comer como en el vestir, aunque tenian harto que pagar, de tributos a los Señores.
....Eran muy amigos de burlerías, cuentos, berlandinas y sobre todo amicissimos (y assi tenian comunmente gaytas, so¬najas, adufes) de baylas, danças, solazes, cantarzillos, alvadas, passeos de huertas y de fuentes, y de todos los entretenimientos bestiales en que con descompuesto bullicio y gritería, suelen yr los moros villanos vozinglando por las calles. Vanagloriavanse de baylones, jugadores de pelota y de la estornija, tiradores de bola y del canto, y corredores de toros, y de otros hechos semejantes de gañanes. Eran dados a officios de poco trabajo, texedores, sastres sogueros, esparteñeros, olleros, çapateros, albeytares, colchoneros, hortelanos, recueros, y revendedores de azeyte, pescado, miel, pasas, açucar, lienços, huevos, gallinas, çapatillos y cosas de lana para los niños; y al fin tenian oil dos que pedían asistencia en casa y davan lugar para yr discurriendo por los lugares y registrando cuanto passava de paz y de guerra, por lo qual se estavan ordinariamente ociosos, vagabundos, echados al sol el invierno con su botija al lado, y en sus porches el verano... pero pocos y bien pocos delios tenian oficios que tratasen en metal, o en yerro, o en piedras ni maderos, excepto que tenian algunos herradores procurados para su común, por el grande amor que tenian a sus respectados machos, y por huyr de tener contratación con los Christianos, por el odio que nos tenian. En el menester de las armas, eran visoñisimos, parte porque avia años que les estavan vedadas el poco uso inhabilita... parte porque eran cobardes y affeminados, como lo pedía el flaco empleo de su vida y el affeminado modo de criar-se, y como dizen de los malos que siempre andan agavillados temblando de temor sin fundamento... Assi estos pusilánimes nunca andavan solos por los caminos ni por los términos de sus propios lugares, sino a camaradas. Sus altercaciones aunque fuessen de cosa momentánea, las ventilavan siempre a gritos a vozes desmesuradas... Eran entregadísimos sobremanera al vicio de la carne... De aquí nacieron muchos males y perseve rancias largas de pecados en cristianos viejos, y muchos dolores de cabeça y pesadumbres para sus mugeres, por ver sus maridos o hermanos, o deudos ciegamente amigados con moriscas desalmadas que lo tenían por lícito...
....Casaban sus hijos de muy tierna edad, pareciéndoles que era sobrado tener la hembra onze años y el varón doze, para casarse. Entre ellos no se fatigaban mucho de la dote, porque comunmente (excepto los ricos) con una cama de ropa, y diez libras de dinero se tenían por muy contentos y próspetos. Su intento era crecer y multiplicarse en número como las malas hierbas, y verdaderamente, que se avían dado tan buena mano en España que ya no cabían en sus barrios ni lugares, antes ocupavan lo restante y lo contaminavan todo...
....Y multiplicávanse por extremo, porque ninguno dexava de contraher matrimonio, y porque ninguno seguía el estado annexo a esterilidad de generación carnal, poniéndose frayle, ni clérigo, ni monja, ni avía continente alguno entre ellos hombre ni muger... Todos se casavan, pobres y ricos, sanos y coxos... Y lo peor era que algunos christianos viejos... se casavan con moriscas, y maculavan lo poco limpio de su linaje...”.


 
 Sánchez hablando con su vecino Ricote


No cabe duda de que con clérigos como Bleda y Pedro Aznar Cardona, los moriscos no fueron precisamente bien defendidos. Se nota, y esto es muy extraño en estos defensores de la iglesia, que deberían predicar “Dios es amor”, un gran odio hacia los moriscos. Entonces si contamos solamente con informes de estos teólogos, sin haber oído informes de la otra parte, tales informes nunca pueden ser neutrales y deben estar llenos de errores. Además el pueblo no odiaba tanto a los moriscos. El decreto fue obra de unos pocos y nunca contó con las simpatías del Papa Pablo V y el apoyo del resto de la población. Peor aún, el pueblo estaba a favor de la permanencia de los moriscos y en el día de su destierro los cristianos se unen en el dolor con los desgraciados moriscos, según nos hace saber Pedro de Valencia [2].

Volviendo a la consideración de la Justicia, como se puede justificar con Dios, ni con los hombres, ni qué corazón cristiano había de haber que sufriese ver en los campos y en las playas, una tan grande muchedumbre de hombres y mugeres bauptizados y que diesen vozes a Dios y al mundo, que eran cristianos, y lo querían ser, y les quitaban sus hijos, y haciendas por avaricia y por odio, sin oírlos, ni estar con ellos a juicio, y los enviaban a que se tornasen moros. Que esto hacía el maior Rey de le Mundo, el únicamente Católico, y verdaderamente cristiano, sin por avaricia, a lo menos por cobardía, de miedo de hombres rendidos y desarmados, y sus basallos, que los tenía en medio de su Reyno en sus manos, y a su voluntad.

Eran las máximas autoridades de la iglesia y política que estaban calentando el ambiente. Ya sabemos que los gobernantes, antes de la guerra, suelen enseñar a la población a odiar a otra nación o régimen político, y que las ovejas ciegamente aceptan todo lo que dice el lobo, pero no hay que caer en la trampa. Ellos solamente quieren el poder y las pobres ovejas pagan siempre el plato roto.  Algo así pasó también en el siglo XVI. Nunca fueron llamados moriscos los vecinos del Valle de Ricote, pero a causa de la máquina propagandística del duque de Lerma, poco a poco se supo envenenar a la población murciana, de tal forma que los mismos murcianos, antes muy fieles al Valle de Ricote, poco a poco comenzaron a hablar de los moriscos del Valle de Ricote. No solamente esto, incluso años después de la expulsión, hasta los mismos habitantes del Valle de Ricote, de origen musulmán, convertidos en fieles ovejas, hablaban de sus antepasados, los moriscos. Era el lenguaje del vencedor, un lenguaje siempre muy peligroso e injusto. Un ejemplo en este sentido tenemos en María Cachopo, viuda de Martín de Molina. Era una mujer inteligente y viendo el problema de la expulsión se casó en 1611 con Pedro Vera, de Madrid, hombre influyente y años más tarde encargado por el Rey de las propiedades de los moriscos expelidos de Blanca. Dos años antes se había casado su hija, María de Molina Cachopo, con el escribano de Murcia, Juan Tomás Cordiola, el cual sería asesinado [3] por los blanqueños en 1617. Así se introdujo el término “morisco” en Blanca y en el Valle de Ricote y se consiguió hablar de moriscos expulsados como algo muy funesto.

Sabemos que Fray Diego de Mardones encargó al abogado y humanista Pedro de Valencia (1555-1620), vecino de Zafra, un informe sobre la cuestión morisca, cuyo manuscrito se ha publicado hace unos años [4] y que debe haber sido escrito antes del año 1606, puesto que el escrito de Valencia, de casi 160 folios, va precedido de una carta al confesor del Rey Felipe III, Diego de Mardones, fechada el 25 de enero de 1606, enviándosele. En este se trata sobre la mayor fecundidad de los moriscos en comparación con los cristianos viejos. Entre muchos consejos, Valencia sugiere rechazar todo tipo de fuerza en el trato con los moriscos, pero obligarles enseñar la doctrina católica de forma amable y no expulsarles [5]:

Conviene que, esparcidos, se trate con amor y caridad, que vean ellos que les queremos bien, para que se fién de nosotros; los que fuesen naciendo de matrimonios de cristianos y moriscos, no sean tratados ni tenidos por moriscos; que a los unos ni a los otros no los afrontemos ni despreciemos. Así procurarán mezclarse con cristianos viejos, y lo alcanzarán y preciarán de cristianos y de honrados. [....] Sean compelidos con penas a dejar de usar las ceremonias, trajes y costumbres de moros, con tal que esta compulsión haya de ser mansa, no rigorosa, pero ordinaria y sin intermisión, no hecha por el Tribunal de el Santo oficio de la Inquisición, porque con el proceder tan exacto se obstinan.

Esta visión de Pedro de Valencia era similar a lo que predicaba Hernando de Talavera en el tiempo de los Reyes Católicos en Granada y parecía en nada a las recomendaciones del fanático fraile Jaime Bleda y el inhumano Obispo de Segorbe, Martín de Salvatierra. Bleda quiso exterminarlos o expulsarlos por su alta tradición al rey, mientras el Obispo de Segorbe quiso acabar la raza, recomendando mutilarlos o castrarlos “capando los másculos grandes y pequeños y las mujeres”. Pedro de Valencia quiso integrar a los moriscos e incluso recomendó que los moriscos se casaran con los cristianos viejos: «los matrimonios libres han de ser y no se les puede prohibir, y antes ha muchos años que se desea que los moriscos se mezclen así».

También Miguel de Cervantes [6] en el “Coloquio de los Perros”, Damian de Fonseca [7] en su “Justa expulsión de los moriscos de España” y Pedro Aznar Cardona [8] en su “Expulsión justificada de los moriscos españoles y suma de las excelencias de nuestro rey don Felipe el Católico Tercero deste nombre”, escrito en 1612, subrayaron con evidente unanimidad la fecundidad morisca. Tampoco el fanático fraile Jaime Bleda se quedó detrás e insistió en que los moriscos no eran afectados por el celibato eclesiástico, todos se casan y tampoco emigran a Indias ni se alistaban en el ejército [9].

La idea no era nueva, ya en 1573 advertía el sacerdote morisco Francisco de Torrijos a Felipe II, en su memorial, de la mayor fertilidad de los moriscos [10], “gente vividora”, que se duplicaría en menos de una generación y que era partidario de acabar con los moriscos.  Sin embargo, el rey, prudente, descartó la expulsión. La fama de prolíficos de los moriscos constaba también en las visitas pastorales de ciertos obispos, entre ellos el obispo de Orihuela, Don José Esteve Juan [11]. Incluso Braudel [12] confirmaba que los moriscos, en general, eran prolíficos. En el matrimonio, según la tradición musulmana, la preservación de la virginidad prematrimonial de la muchacha era una costumbre y también era normal que ellas se casaran jóvenes, pero los matrimonios muy prematuros tropezaban con la Inquisición.

En los capítulos sobre Ricote se nota la superioridad cristiana y una actitud de discriminación étnica [13], algo que Cervantes refleja de manera brillante en su relato. Defiende éste la medida de la expulsión y la forma de pensar cristiana en el siglo XVI, a la vez que supo ofrecer al lector  una visión de la españolidad del morisco y la nostalgia que éste sentía por la patria perdida. En este sentido observa Johnson [14], que “Ricote es tan español como Sancho, y su vuelta a España, a riesgo de  su vida, se debe, al menos en parte, a su amor a la patria en la que ya no puede vivir”.

El fanático fraile, Jaime Bleda, después de dejar claro que el padre Fonseca se sirvió de sus trabajos y que se vistió de plumas ajenas se refiere a los casamientos de unos moriscos al principio de la expulsión [15]:

Que dejaban las mujeres viejas, o feas, que tenían, y se casaban con otras más mozas y más hermosas, y algunos se casaban con primas hermanas, y aun con hermanas. Y muchos tomaron dos y tres mujeres según la licencia de Mahoma. Francisco Gerónimo Ramo, caballero Valenciano, natural de la villa de Morviedro, me refirió, que vio por sus ojos, que un moriscos llamado Pancheta, natural de Gilet, lugar vecino a la dicha villa, se casó con dos hermanas, hijas de Juan Valenci, natural del mismo lugar. Y en lo de Alicante se caso uno con su propia hija.

En una de las obras más antimorisca de la época, el Padre Aznar Cardona expresa su juicio con palabras crudas y violentas sobre las costumbres moriscas [16]:

Y multiplicabanse por extremo, porque ninguno dejaba de contraer matrimonio, y porque ninguno seguía el estado anexo a esterilidad de generación carnal, poniéndose fraile, ni monja, ni había continente alguno entre ellos hombre ni mujer, señal clara de su aborrecimiento con la vida honesta y casta. Todos se casaban, pobres y ricos, sanos y cojos, no reparando como los cristianos viejos, que si un padre de familia tiene cinco o seis hijos, con casar de ellos el primero, o la mayor de ellas se contentan, procurando que los otros sean clérigos, o monjas, o frailes, o soldados, o tomen estado de beatas y continencia.



Notas

[1] AZNAR CARDONA, Padre Pedro.  (1612). Expulsión justificada de los moriscos españoles, Huesca.
[2] VALENCIA, Pedro de   (1615). Tratado acerca de los moriscos, manuscrito 7845 (Biblioteca Nacional de Madrid). Pág. 22v. Citado por MARTÍNEZ, FRANÇOIS (2000). Tolerantes e intolerantes: intento de estructuración discursiva en torno a la expulsión de los moriscos (1609).  VII International Congress of Sociocriticism, in Chapala, Mexico. En: Sincronia, winter 2000.  Hay una edición moderna: VALENCIA, Pedro de (1997). Tratado acerca de los moriscos de España: (manuscrito del siglo XVII) / Pedro de Valencia; estudio preliminar de Joaquín Gil Sanjuán.  Pág. 112
[3]  Poder que otorga María de Molina, vecina de Blanca, a  Pedro de Vera, vecino de la misma, para que ante la justicia real y ante el Conde de Salazar, encargado de la expulsión de los moriscos, pueda hacer todos los actos jurídicos tendentes a averiguar el asesinato de Juan Tomás Coriola, su marido. 1617, diciembre, 17. Blanca. (A.H.P.M., Protocolo nº 9399, fols. 19-21v.)
[4]  VALENCIA, Pedro de  (1605-6). Tratado acerca de los moriscos. Biblioteca Nacional, mss 8888 (en mi poder), págs 3-160.  (Otros dicen mss. 7845).
VALENCIA, Pedro de (1997) Tratado acerca de los moriscos de España : (manuscrito del siglo XVII) / Pedro de Valencia; estudio preliminar de Joaquín Gil Sanjuán, Málaga.
[5] ALCALÁ, Ángel (2004). El humanista y cronista real Pedro de Valencia. En: Siglos Dorados. Homenaje a Augustín Redondo, Tomo I. Coordinación Pierre Civil. Editorial Castalia. Págs. 1-14. Cita en págs. 6-7
[6]  CERVANTES, Miguel de  (1912). El casamiento engañoso y el coloquio de los perros, edición de A.G. de Amezúa, Madrid.
[7]  FONSECA, Damian de  (1612). Justa expulsión de los moriscos de España. Roma.
[8]  AZNAR CARDONA, Pedro  (1612). Expulsión justificada de los moriscos españoles y suma de las excellencias de nuestro rey  don Felipe el Católico Tercero deste nombre, Huesca. Pedro Cabarte, 2 partes, págs. 36-37: 
[9]  BLEDA, Jaime  (1610). Defensio fidei in causa nephytoroum sive Morischorum Regni Valentiae....., Valencia.
[10] Archivo General de Simancas, Cámara de Castilla, leg. 2178, s.f.  Carta del licenciado Torrijos al rey  sobre los testimonios contra él levantados por el Consejo de Población de Granada. Memorial al rey avisando del peligro y de los medios para  extinguirlos. 1573, agosto, 29. Madrid. Más sobre el ambiguo papel de este sacerdote morisco en: Chronica Nova, 23, 1996, 465-492.
CASTILLO FERNÁNDEZ, Javier. El sacerdote morisco Francisco de Torrijos: Un testigo de excepción en la rebellión de las alpujarras.
[11] EPALZA, Mikel de  (1994). Los moriscos antes y después de la expulsión. Madrid. Pág. 63.  Ver M. Martínez Valls, <<Semblanza del obispo de Orihuela Don José Esteve Juan (1551-1603) y sus relaciones ad limina>>, Anthologica annua, Roma, Págs. 26-27, 1979-1980, págs. 555-612.
[12] BRAUDEL, F. (1976). El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II, México, F.C.E., 2ª edición española.
[13] CORBALAN, Ana (2005). Entre la aversión y el deseo: Aproximación a la mirada del otro en las páginas de Don Quijote. En: Letras Hispanas. Revista de Literatura y Cultura, Volume 2, Issue 2, págs. 75-85. Cita en pág. 75
[14] JOHNSON, Carroll (1988). Ortodoxia y anticapitalismo en el siglo XVII: el caso del morisco Ricote. En: Hispanic Studies in Honor of Joseph H. Silverman, ed. J.V. Ricapito, Juan de la Cuesta, Newark, págs. 285-296. Cita en pág. 287
[15] BLEDA, Jaime  (1618). Corónica de la historia de España, pág.  950
[16] AZNAR CARDONA, Pedro (1612). Expulsión justificada de los moriscos españoles y suma de las excellencias de nuestro rey don Felipe el Católico Tercero deste nombre, Huesca. II, f.37.



Share:

0 comentarios:

Publicar un comentario

BIOGRAFÍA

Para parte de mi biografía, haga click en los siguientes enlaces:



In: Cronistas Oficiales de la Región de Murcia


In: Ayuntamiento de Blanca (Murcia)


In: Real Asociación de Cronistas Oficiales

Sobre mí

Govert Westerveld, autor de más de 74 libros, ha sido investigador de mercados extranjeros para nuevos productos, innovador de nuevas aplicaciones de productos existentes y director de marketing y ventas para el mercado extranjero. Actualmente es Historiador, Investigador y Cronista Oficial de la villa de Blanca (Murcia), Académico de la Real Academia de Alfonso X el Sabio en Murcia. Miembro de la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales. También Miembro de la Asociación Internacional de Hispanistas y miembro de la Asociación de Hispanistas del Benelux, así como Historiador Oficial de la Federación Mundial del Juego de Damas, y Miembro de la Comisión de Historia de la Federación Española de Ajedrez.

Definition List

Translate

Con la tecnología de Blogger.

Sample Text

Castillo de Blanca

Castillo de Blanca
Después de la experiencia de Barataria, Sancho Panza se ha vuelto verdadero protagonista: ello y las adversidades sufridas han moldeado su personalidad, así que aun más resulta personaje de vital importancia a la trama. Durante el viaje en busca de don Quijote, encuentra a un grupo de peregrinos alemanes, entre los cuales, disfrazado también de peregrino, anda un viejo amigo suyo, el tendero Ricote, que, como todos los españoles moriscos, ha sufrido el destierro impuesto por el rey Felipe III. El alma del exiliado se abre a la vista de una cara amiga. El regreso del morisco sorprende e inquieta a Sancho, preocupado por la misma incolumidad de su antiguo vecino y amigo.

Ordered List