En un trabajo olvidado de Jean-Pierre Dedieu [1] podremos ver la situación exacta de la Santa Inquisición en Daimiel, uno de los pueblos del Campo de Calatrava, un pueblo donde viven mezclados los cristianos y los moriscos.
Hasta el año 1538 hay una relativa calma con respecto a las actuaciones del Santo Oficio. Los moriscos de Daimiel siguen fieles a sus propias leyes y costumbres. Como buenos musulmanes rehúsan el vino y el tocino, pero exteriormente no se difiere en nada de los otros cristianos con quienes viven conjuntamente en el pueblo. Hay muchas presiones dentro del pueblo para que los nuevos cristianos se comporten como verdaderos cristianos y los viejos jefes de las aljamas ven perder poco a poco su poder sobre el grupo musulmán. Por otro lado, durante este aprendizaje de la nueva religión siempre existe el trato de la humillación para dejar muy claro a ellos que son moros y ninguna otra cosa más.
Damiel
Trabajo propio, CC BY-SA 3.0,
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En enero del año 1538 llega el inquisidor Juan Yanes a La Mancha y toca el turno a los moriscos. A finales de año, en noviembre, Lope de Hinestrosa mete en la prisión al rico patriarca de Daimiel. ¿Porqué no a un pobre cualquiera y justamente a este hombre influyente? Parece ser que él era el líder de la resistencia de los moriscos de las cinco villas que, en un momento determinado, se habían opuesto contra el inquisidor, y actuaciones así se pagarían tarde o temprano. La máquina del Santo Oficio se puso en marcha y en abril 1539 hubo más detenciones, un grupo de cuatro personas, entre ellos un hermano de Lope; hubo una detención más de otra persona, pero este logró huir por poco tiempo. El 29 de septiembre de 1539 estos seis individuos son reconciliados en un auto de fe.
Poco después, los acusados son reemplazados rápidamente por otros que conocen bien los secretos de la comunidad musulmán. Entre ellos estaba Lucía de Toledo, acusada por muchos de ser una bruja; otro hermano de Lope y el mejor amigo de Hinestrosa. La inquisición no pudo trabajar a mucha velocidad, porque a la mitad del año 1539 se murió Diego Girón de Loaysa y el inquisidor Yanes tuvo que esperar hasta mayo de 1540 la llegada del Licenciado Tello de Sandoval. A partir de este momento, la máquina se puso otra vez en movimiento con trece arrestos, familias enteras y entre ellos padre, madre e hijos. En julio se arrestaron diez personas, entre ellas nueve mujeres. Juan de Aragón, conocido como el alfaquí, huye. En noviembre hay seis nuevos arrestos, entre ellos la hija de Lope, Catalina de Hinestrosa. En 1541 son prendidos por segunda vez Lope de Hinestrosa y Alejo Ramiro, porque habían disimulado muchas cosas durante su primer proceso. Con ellos siete personas más. El auto de fe del 16 de julio de 1541 mostraba veinticinco personas, de los cuales dos fueron quemados. Hasta febrero de 1542 había siete arrestos más y se releva el arresto de la mujer de Hinestrosa. Sus hijas, así como los hijos de Alejo Ramiro huyeron a Murcia. La actividad inquisitorial en el año 1542 es menor y los procesos listos para sentencia, pero la salida de Tello Sandoval hacia México y la mala salud del inquisidor Yanez, juntos con las dificultades financieras del tribunal, aplazaban las actuaciones del Santo Oficial.
La salida del inquisidor Yanez y el nombramiento de dos hombres dinámicos, los licenciados Beltrán de Guevara y Cristóbal Hernández de Valtodano, pusieron otra vez en marcha la máquina espantosa de la Inquisición. Ahora tuvo que intervenir la Inquisición de Granada con el arresto de Isabel Hernández, el último elemento de la complicidad de Hinestrosa. Los asuntos pendientes fueron rápidamente resueltos y el 11 de julio d 1544 se celebró un auto de fe donde salieron veintidós moriscos de Daimiel, de los cuales dos fueron quemado en efigie. Es curioso que el segundo proceso de Lope de Hinestrosa y Alejo Ramiro terminó por una sentencia de reconciliación, puesto que aplicando el derecho se pudieron haberles quemados. El balance rápido de estas actuaciones del Santo Oficio muestra sesenta y una personas juzgados, de los cuales veintisiete eran mujeres y treinta y cuatro hombres. Mayormente son gente de edad madura: tres cuatras partes de los hombres y dos terceras partes de las mujeres son personas con más de cuarenta años.
De los procesos se entiende que los asuntos familiares y políticos fueron el verdadero motivo para poner en marcha el Santo Oficio. En vez de arreglar los asuntos familiares y políticos internamente algunos pensaban que era mejor denunciar ciertas anomalías a la Santa Inquisición. Pedro de Oviedo se hizo amante de Isabel Hernández, una mujer joven, más tarde viuda, y prima del patriarca Lope de Hinestrosa. Éste les hizo juzgar por concubinaje por el gobernador del Campo de Calatrava en 1537 y esto significaba la guerra a muerte entre Lopez de Hinestrosa y la familia conversa de Oviedo de cuatro hermanos: Rodrigo, Pedro, Francisco y Alonso. Significaba la ruptura de solidaridad y usar la Inquisición como instrumento de venganza. Ahora con el alfaquí Juan de Aragón huido y con su jefe y líder político Lope de Hinestrosa vigilado por el resto de sus días en Toledo, el grupo morisco perdió lo poco que les quedaba en que apoyarse de su herencia musulmana.
En 1545 el inquisidor general concedió un edicto de gracia a los moriscos de toda Castilla y las denuncias espontáneas se multiplicaron sin duda a partir de abril de este año. En julio de 1545 la Inquisición celebró su auto de fe en la catedral de Toledo y allí hubo lugar una gran cantidad de reconciliaciones. En 1548 se concluye el último asunto tocante a la gran persecución con la relajación en efigie de Juan de Hinestrosa, muerto en 1545. Dos años más tarde, en 1550 se ve la relajación en efigie de Alejo Ramiro, difunto y entre los años 1554 y 1612 hay muy pocos procesos.
Y con esto, por falta de espacio, he llegado al final de este apasionante estudio en francés de Jean-Pierre Dedieu, que aconsejo leer a todos, puesto que mi resumen es solamente una pequeña parte de esta gran investigación sobre las actuaciones del Santo Oficio en Damiel.
Notas
[1] DEDIEU, Jean-Pierre (1983). Los morisques de Daimiel et l’Inquisition – 1502-1526. En: Les Morisques et leur tempas. Table ronde internationale 4-7 Juillet 1981, Montpellier. Éditions du Centre National de la Recherche scientifique, Paris. Págs. 493-522
Poco después, los acusados son reemplazados rápidamente por otros que conocen bien los secretos de la comunidad musulmán. Entre ellos estaba Lucía de Toledo, acusada por muchos de ser una bruja; otro hermano de Lope y el mejor amigo de Hinestrosa. La inquisición no pudo trabajar a mucha velocidad, porque a la mitad del año 1539 se murió Diego Girón de Loaysa y el inquisidor Yanes tuvo que esperar hasta mayo de 1540 la llegada del Licenciado Tello de Sandoval. A partir de este momento, la máquina se puso otra vez en movimiento con trece arrestos, familias enteras y entre ellos padre, madre e hijos. En julio se arrestaron diez personas, entre ellas nueve mujeres. Juan de Aragón, conocido como el alfaquí, huye. En noviembre hay seis nuevos arrestos, entre ellos la hija de Lope, Catalina de Hinestrosa. En 1541 son prendidos por segunda vez Lope de Hinestrosa y Alejo Ramiro, porque habían disimulado muchas cosas durante su primer proceso. Con ellos siete personas más. El auto de fe del 16 de julio de 1541 mostraba veinticinco personas, de los cuales dos fueron quemados. Hasta febrero de 1542 había siete arrestos más y se releva el arresto de la mujer de Hinestrosa. Sus hijas, así como los hijos de Alejo Ramiro huyeron a Murcia. La actividad inquisitorial en el año 1542 es menor y los procesos listos para sentencia, pero la salida de Tello Sandoval hacia México y la mala salud del inquisidor Yanez, juntos con las dificultades financieras del tribunal, aplazaban las actuaciones del Santo Oficial.
La salida del inquisidor Yanez y el nombramiento de dos hombres dinámicos, los licenciados Beltrán de Guevara y Cristóbal Hernández de Valtodano, pusieron otra vez en marcha la máquina espantosa de la Inquisición. Ahora tuvo que intervenir la Inquisición de Granada con el arresto de Isabel Hernández, el último elemento de la complicidad de Hinestrosa. Los asuntos pendientes fueron rápidamente resueltos y el 11 de julio d 1544 se celebró un auto de fe donde salieron veintidós moriscos de Daimiel, de los cuales dos fueron quemado en efigie. Es curioso que el segundo proceso de Lope de Hinestrosa y Alejo Ramiro terminó por una sentencia de reconciliación, puesto que aplicando el derecho se pudieron haberles quemados. El balance rápido de estas actuaciones del Santo Oficio muestra sesenta y una personas juzgados, de los cuales veintisiete eran mujeres y treinta y cuatro hombres. Mayormente son gente de edad madura: tres cuatras partes de los hombres y dos terceras partes de las mujeres son personas con más de cuarenta años.
De los procesos se entiende que los asuntos familiares y políticos fueron el verdadero motivo para poner en marcha el Santo Oficio. En vez de arreglar los asuntos familiares y políticos internamente algunos pensaban que era mejor denunciar ciertas anomalías a la Santa Inquisición. Pedro de Oviedo se hizo amante de Isabel Hernández, una mujer joven, más tarde viuda, y prima del patriarca Lope de Hinestrosa. Éste les hizo juzgar por concubinaje por el gobernador del Campo de Calatrava en 1537 y esto significaba la guerra a muerte entre Lopez de Hinestrosa y la familia conversa de Oviedo de cuatro hermanos: Rodrigo, Pedro, Francisco y Alonso. Significaba la ruptura de solidaridad y usar la Inquisición como instrumento de venganza. Ahora con el alfaquí Juan de Aragón huido y con su jefe y líder político Lope de Hinestrosa vigilado por el resto de sus días en Toledo, el grupo morisco perdió lo poco que les quedaba en que apoyarse de su herencia musulmana.
En 1545 el inquisidor general concedió un edicto de gracia a los moriscos de toda Castilla y las denuncias espontáneas se multiplicaron sin duda a partir de abril de este año. En julio de 1545 la Inquisición celebró su auto de fe en la catedral de Toledo y allí hubo lugar una gran cantidad de reconciliaciones. En 1548 se concluye el último asunto tocante a la gran persecución con la relajación en efigie de Juan de Hinestrosa, muerto en 1545. Dos años más tarde, en 1550 se ve la relajación en efigie de Alejo Ramiro, difunto y entre los años 1554 y 1612 hay muy pocos procesos.
Y con esto, por falta de espacio, he llegado al final de este apasionante estudio en francés de Jean-Pierre Dedieu, que aconsejo leer a todos, puesto que mi resumen es solamente una pequeña parte de esta gran investigación sobre las actuaciones del Santo Oficio en Damiel.
Notas
[1] DEDIEU, Jean-Pierre (1983). Los morisques de Daimiel et l’Inquisition – 1502-1526. En: Les Morisques et leur tempas. Table ronde internationale 4-7 Juillet 1981, Montpellier. Éditions du Centre National de la Recherche scientifique, Paris. Págs. 493-522
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